Da igual lo que tengas. La felicidad depende más de lo que temes perder que de lo que te falta.
Conozco gente con poco y gente con mucho y el miedo no reconoce méritos, sino que visita a unos y a otros sin criterio.
Pasa también con el miedo a la muerte. Da igual lo real que sea la amenaza. La infelicidad depende más del miedo que del grado de seguridad.
No reconozco a la sociedad europea. No somos Palestina, ni Beirut, ni Alepo, pero el miedo nos visita a todos por igual como si no entendiese de razones.
No necesitamos más seguridad sino menos miedo.